Investigadores de Barcelona se propusieron confirmar este supuesto en 353 pacientes, que se sometieron a una prueba de hidrógeno. Los resultados señalan que los síntomas que los pacientes afirmaban experimentar tras consumir productos lácteos en casa eran significativamente más severos que los señalados durante la prueba, en la que los participantes tuvieron que ingerir 50 g de lactosa.
Además, la prueba reveló que existía una «sobrepercepción» de la intolerancia a la lactosa en el hogar, tanto en hombres como en mujeres. Por tanto, este estudio muestra que muchos síntomas se atribuyen erróneamente a la mala digestión de la lactosa.