La infancia es el momento ideal para sentar las bases de unos hábitos alimentarios saludables que duren toda la vida. Según un informe de un grupo de expertos, Nurturing Children’s Healthy Eating, las familias desempeñan una misión crucial para crear buenos hábitos alimentarios en los niños. Cada mes, publicaremos un resumen con algunos de los mensajes esenciales de este informe a fin de ayudar a las familias a cultivar hábitos alimentarios más saludables.
La conducta alimentaria y los alimentos que ingieren los niños dependen de sus padres y cuidadores. La actitud, las acciones y los conocimientos de los padres influyen en la conducta alimentaria de sus hijos.
«Los padres, al erigirse en modelos positivos, inculcan a sus hijos hábitos alimentarios que estos probablemente trasladarán a la vida adulta.»
La cultura influye en la conducta alimentaria
Los padres suelen animar a sus hijos a adoptar objetivos y valores que faciliten la toma apropiada de decisiones en su vida cotidiana a medida que van creciendo y haciéndose más independientes. En este proceso global, llamado «socialización», los padres ayudarán a sus hijos a adoptar pautas, valores y comportamientos alimentarios que son practicados y aceptados en su unidad familiar y en su medio cultural.
El conocimiento de los padres acerca de la nutrición y de lo que es saludable, o no, influirá en los alimentos que ofrezcan a sus hijos. Comer es un acto en el que se unen nutrición, placer, identidad y socialización, por lo que este acto varía de una cultura a otra y refleja las pautas, creencias y disponibilidad de alimentos en esa región concreta. Por ejemplo, los padres británicos tienden a poner el énfasis de la educación alimentaria en la salud y la calidad de los nutrientes, mientras que los franceses otorgan mucho valor al desarrollo del gusto y al placer.
La cultura no solo influye en la manera en que los padres alimentan a sus hijos, sino también en la manera en que perciben los hábitos alimentarios saludables y un peso sano. La educación parental es clave para que conozcan los hábitos alimentarios saludables. Por otro lado, los padres deben ser conscientes del rol esencial que desempeñan, no solo como cuidadores, sino también como modelos para sus hijos.
Los padres son el modelo a seguir
Comer es una experiencia social y los niños crean sus hábitos y conductas alimentarios por imitación de sus padres y cuidadores. Además de adoptar un estilo y unas pautas de alimentación positivas, si los padres actúan como modelo y dan ejemplo a sus hijos, estos desarrollarán hábitos alimentarios saludables.
En primer lugar, la calidad de la alimentación de los padres sirve de modelo, ya que repercute en la calidad alimentaria de sus hijos. Los niños cuyos padres ingieren alimentos saludables, como frutas y verduras, también suelen comer alimentos más sanos.
No obstante, la calidad no lo es todo, la cantidad —o aporte energético diario medio— también importa. La ingesta energética, las preferencias y los hábitos alimentarios parentales influyen en la calidad y la cantidad de alimentos almacenados en el hogar. La comida casera desempeña un papel enorme a la hora de crear hábitos saludables en los niños, al establecer los alimentos que los pequeños pueden elegir.
Los padres, que adoptan hábitos alimentarios saludables, ocupan un lugar idóneo para guiar a sus hijos en la dirección correcta. Los padres ejercen una influencia positiva cuando fijan las normas familiares sobre los horarios de las comidas y los refrigerios.
Actuar como modelo conlleva consecuencias a largo plazo: es probable que los niños mantengan esos hábitos alimentarios saludables en su etapa adulta.
Cómo actuar como modelo en la vida cotidiana
Siguen algunos consejos para ayudar a los padres a actuar como modelos para sus hijos:
- Adoptar una alimentación saludable: Si los padres comen muchos alimentos saludables, los hijos tendrán tendencia a comer más alimentos saludables. Se pueden cambiar gradualmente los hábitos alimentarios sustituyendo algunos productos por otros, igual de sabrosos pero más «saludables». Por ejemplo, se puede sustituir un postre muy energético por otra opción sabrosa y rica en nutrientes, como un yogur natural con trozos de fruta fresca. La ventaja es que el yogur gusta tanto a los adultos como a los niños, posee una alta densidad de nutrientes y constituye la base de muchas recetas personalizadas…
- Disfrutar de la comida sana y contarlo: si los niños advierten que usted disfruta comiendo alimentos saludables, sentirán curiosidad y tenderán a seguir su ejemplo. A la inversa, ¡no espere que sus hijos coman algo que usted rechace! Recuerde que la exposición repetida a alimentos saludables, como el yogur, la fruta o las verduras, permitirá a sus hijos disfrutar de alimentos saludables
- Comer juntos: comer con los hijos es esencial para fomentar el gusto por unos buenos alimentos y hábitos alimentarios; tome alimentos saludables en las cantidades óptimas. Cree un ambiente agradable donde los niños asocien los alimentos saludables con un momento de placer.
- Dejar que los niños participen: deje que los niños ayuden a preparar comidas saludables. Esta es una buena manera de charlar sobre los alimentos y de conocer los alimentos saludables. Después de cocinar, es posible que los niños deseen probar lo que ellos han preparado. Una manera sencilla de empezar, incluso con los niños pequeños, consiste en sugerirles que preparen tazones de yogur y que cada uno elija sus propios ingredientes para mezclarlos con el yogur natural (fruta, cereales, etc.). ¡Es una experiencia sencilla, sabrosa, divertida y saludable!
Los padres moldean los hábitos alimentarios de sus hijos porque estos aprenden por imitación. Los padres constituyen un modelo para sus hijos; para que los niños creen hábitos alimentarios saludables, los padres deben seguir asimismo este tipo de hábitos. El primer paso para crear hábitos alimentarios saludables a largo plazo podría consistir en adoptar hábitos cotidianos nuevos y comer productos sabrosos con una alta densidad de nutrientes, como el yogur.
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