Mientras contemplamos majestuosos bloques de hielo polar derrumbarse en el mar comenzamos a darnos cuenta de que debemos adoptar medidas de manera urgente para proteger nuestro planeta. ¿Pero cómo?
En principio, la buena noticia es que, si cambiamos los alimentos que elegimos, podríamos notar la diferencia. Además, contribuiremos a proteger nuestra salud. Lo que queda menos claro, sin embargo, es la naturaleza exacta de tales cambios y, por esta razón, los científicos se han puesto a elaborar dietas modelo que sean beneficiosas para nosotros y para el planeta.
Relacionando alimentación y objetivos del cambio climático
Nuestro sistema alimentario es uno de los que más contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) responsables del calentamiento global, como el dióxido de carbono y el metano. El objetivo oficial es mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C y, para lograrlo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ha fijado objetivos claros de GEI para el 2030 y 2050 (-50 % en 2030 y -80 % en 2050).
Con todo, según sostienen los autores de este estudio, el diseño de dietas que satisfagan estos objetivos y dispongan de un contenido nutricional idóneo supone un reto que exigirá innovaciones considerables y drásticas en la producción agrícola y en la tecnología de los alimentos, además de un enriquecimiento cada vez mayor de ciertos alimentos. Estas dietas, prosiguen los expertos, deberían elaborarse en cada país y tomando en consideración los elementos culturales propios de cada nación. Esta estrategia nacional, más que un enfoque global, canalizaría la adopción de los cambios necesarios, opinan los autores.
¿En qué medida resulta saludable la dieta holandesa?
En este estudio se examinaron los cambios que habría que implantar en los Países Bajos para alcanzar los objetivos de GEI del sistema alimentario para 2030 y 2050. Como dieta de referencia se tomó la ingesta dietética de adultos holandeses recogida en encuestas realizadas entre 2007 y 2010. A continuación, los autores aplicaron una modelación informática para diseñar dietas con un contenido nutricional idóneo que aporte valores de GEI inferiores a los objetivos y se atengan, en la medida de lo posible, a las pautas dietéticas contemporáneas.
Menos carne y más verdura son necesarios para cumplir los objetivos de GEI
La dieta de referencia no satisfacía todos los requisitos nutricionales pues contenía demasiada energía, grasas saturadas y sal y una cantidad insuficiente de fibra, ácidos grasos omega-3, vitaminas B1 y B2, ácido fólico, hierro y selenio.
Si las personas tomasen más verdura, pescado y marisco, legumbres (guisantes y judías), alimentos de soja y frutos secos y prescindiesen de la mantequilla, la dieta de referencia dispondría de un contenido nutricional idóneo. No obstante, aun cuando esta dieta surtiera menos GEI, no cumpliría el objetivo de GEI para el 2030.
Para lograr una dieta con un contenido nutricional idóneo y alcanzar al mismo tiempo el objetivo de GEI para el 2030, los holandeses deberían tomar más cacahuetes y bebidas de soja (enriquecida con vitamina B12 y calcio), menos carne de cerdo y queso, y ninguna cantidad de carne de vacuno o refrigerios. De todas maneras, podrían continuar como hasta ahora con los lácteos líquidos (yogur y leche), los cereales, los almidones, los huevos y la fruta.
La interdependencia entre dieta y cadena alimentaria (la industria láctea necesita de la producción de carne de vacuno) revela que por cada 373 g de lácteos líquidos deben producirse 8 g de carne de vacuno, algo que resulta compatible con una dieta flexitariana.
La modelación proponía cambios de mayor envergadura para cumplir los objetivos de GEI del sistema alimentario para el 2050 y los objetivos nutricionales. Las personas deberían tomar más verdura, frutos secos y bebidas de soja y menos queso, pollo, cerdo, huevos, legumbres, alimentos de soja, azúcar y bollos, sopas y caldos, aparte de agregar menos condimentos y salsas. Sin embargo, un cambio tan radical con esa pérdida tan considerable en la variedad alimentaria probablemente no resultaría adecuado y aceptable para la mayoría.
Se necesitarán innovaciones revolucionarias
Este nuevo estudio se centró en alimentos consumidos de forma habitual, a diferencia de otros estudios anteriores realizados con dietas sanas y sostenibles a base de productos alimenticios de ámbito planetario (como la dieta de salud planetaria EAT o la dieta IDDRI TYFA). Garantizar un contenido nutricional idóneo proporciona dietas más precisas y optimizadas de forma realista.
Por otro lado, también pone de manifiesto las dificultades que entraña el diseño de dietas aceptables que cumplan los objetivos estrictos y ambiciosos de GEI (-80 % en 2050). Por otro lado, se precisan innovaciones drásticas para, entre otras cosas, mejorar las prácticas de manufactura de alimentos y crear nuevos procesos y alimentos atractivos.
«…reducir el consumo de carne de vaca, cerdo o aves de corral, queso, mantequilla y refrigerios y aumentar el de legumbres, pescado y mariscos, cacahuetes, frutos secos, verduras, alimentos de soja (bebidas incluidas), es fundamental para alcanzar los objetivos de GEI y mantener al mismo tiempo un patrón saludable de alimentación. Los productos lácteos distintos del queso, los cereales y los almidones se pueden consumir en cantidades similares a las de la dieta de referencia de los adultos holandeses». – Broekema et al, 2020.