Náuseas, dolor abdominal, diarrea, hinchazón… La intolerancia a la lactosa no es precisamente un camino de rosas. Si tú también la sufres, seguramente hagas todo lo posible para mantener los síntomas a raya, evitando la leche y los lácteos.
Según la ciencia, la presencia de los síntomas de intolerancia o absorción deficiente de la lactosa no implica necesariamente que tengas que dejar los lácteos por completo. De hecho, muchas veces estos síntomas se confunden con los de otras enfermedades. Eliminar los lácteos, que contienen nutrientes esenciales para la alimentación, a la larga, puede hacernos más vulnerables, sobre todo si hablamos de personas mayores.
¿Cuál es la causa de la intolerancia a la lactosa?
La mayoría de las personas nacen con la capacidad de absorber y digerir la lactosa, que es el azúcar que se encuentra en la leche de manera natural. Para ello, en el intestino de los bebés hay grandes cantidades de lactasa, una enzima que descompone la lactosa para dar lugar a la glucosa y la galactosa. Estamos genéticamente programados para tener deficiencia de lactasa pasado el destete, lo que reduce nuestra capacidad para absorber la lactosa. Por eso no es raro que haya problemas para absorber la lactosa.
En consecuencia, la lactosa llega más tarde al intestino grueso sin digerir y a algunas personas les causa síntomas; de hecho, más o menos una de cada tres personas con deficiencia de lactasa acaba presentando síntomas de intolerancia a la lactosa.
Estos dos conceptos, la «absorción deficiente de la lactosa» y la «intolerancia a la lactosa», se suelen confundir, incluso entre profesionales de la salud, de manera que a veces se malinterpretan o tergiversan los estudios sobre intolerancia a la lactosa.
¿Por qué es tan importante dar con el diagnóstico adecuado en el caso de las personas mayores?
Hasta ahora, la forma más habitual de tratar los síntomas de intolerancia a la lactosa era eliminar la leche y los lácteos de la alimentación.
Pero hay expertos que ponen en duda esa forma de proceder, porque los lácteos son una fuente importante de nutrientes que a veces no se pueden obtener de otros alimentos. Esto es especialmente importante en el caso de las personas mayores, porque los nutrientes que aportan los lácteos son fundamentales para mantenernos fuertes conforme vamos cumpliendo años.
Según un grupo de investigación que ha revisado esta cuestión, también hay muchos datos que vinculan la ingesta de productos lácteos con la prevención de otros problemas de salud a largo plazo, como las enfermedades de corazón entre la población de edad avanzada (2-4). Por lo tanto, los investigadores consideran que restringir el consumo de lácteos de las personas mayores puede ser perjudicial y tendría que ser la última opción para tratar síntomas gastrointestinales.
Es posible que los síntomas de intolerancia a la lactosa se solapen o se confundan con los de otras enfermedades habituales a esas edades, como el síndrome del colon irritable (SCI). La ansiedad también puede dificultar el diagnóstico, porque a veces aumenta el riesgo de que se presenten síntomas después de consumir un alimento con lactosa; la ansiedad por temor a provocar síntomas de intolerancia ligados a la alimentación hace que algunas personas restrinjan su alimentación y acaben con desnutrición.
Por eso, en la investigación se resalta que, ante un paciente que cree que tiene intolerancia a la lactosa, el profesional de la salud siempre debe recoger información en la historia clínica del paciente de forma exhaustiva para evaluar los síntomas y encontrar el diagnóstico adecuado. Según los investigadores, la absorción deficiente de la lactosa debería ser de las últimas en la lista de hipótesis; primero hay que probar con otras, como el síndrome del colon irritable.
«…un signo de auténtica intolerancia a la lactosa puede ser la cercanía en el tiempo entre el consumo de leche y lácteos y la aparición de los síntomas» – Gallo A, et al. 2023
¿Cómo se debe tratar la intolerancia a la lactosa de las personas mayores?
Según los investigadores, una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento debe comenzar por la supresión temporal del consumo de leche y lácteos para que los síntomas desaparezcan. Luego hay que ir reintroduciendo poco a poco los lácteos para asegurarse que se ingieren los nutrientes necesarios.
Para elevar el umbral a partir del cual se presentan síntomas, a veces se recomienda beber leche junto con otros alimentos, repartir la cantidad diaria de leche en varias ingestas pequeñas o añadir a las comidas algún producto que contenga lactasa (5).
Según los estudios, los síntomas de la mayoría de las personas con problemas de absorción de la lactosa no empeoraron tras consumir pequeñas dosis de lactosa (12-15 g/día, unos 240 ml de leche).
El yogur, por ejemplo, contiene lactasa porque la producen las bacterias que se usan para fabricarlo, y eso ayuda a digerir la lactosa que contiene el propio producto (6).
¿Por qué es importante que las personas mayores consuman productos lácteos?
La leche y los lácteos son una fuente esencial de diversos nutrientes y su consumo se ha asociado a numerosos beneficios para las personas mayores:
- Huesos: los lácteos contienen mucho calcio y proteínas, que son esenciales para que nuestros huesos se formen y se mantengan sanos. La reducción del consumo de lácteos por intolerancia a la lactosa es especialmente preocupante en el caso de las personas mayores por el riesgo de sufrir osteoporosis y fracturas óseas. El mayor consumo de lácteos por parte de las personas mayores se ha asociado a un menor riesgo de pérdida de la pérdida de masa muscular y de fuerza que se produce con la edad (7).
- Corazón y vasos sanguíneos: en diversos estudios se ha observado que las personas que consumen más leche y lácteos presentan tasas más bajas de enfermedades cardiovasculares (ECV) y el riesgo más bajo de diabetes de tipo 2 (2-4). Es posible que los lácteos desempeñen alguna función en el mantenimiento de una buena presión arterial, porque contienen calcio.
- Cáncer colorrectal: el consumo de lácteos se ha asociado a un menor riesgo de sufrir cáncer colorrectal, tal vez porque contienen calcio y vitamina D, que regulan la proliferación celular (8, 9).
«Hay que abordar con mucho cuidado los problemas de absorción de la lactosa en el caso de las personas mayores, empezando por recoger datos de forma muy exhaustiva en la historia clínica para evitar diagnósticos que puedan resultar engañosos. Se debe investigar en profundidad todos los factores de confusión, también los del ámbito psicológico, para diseñar la estrategia de intervención más adecuada y limitar las restricciones alimentarias a algunos casos concretos.» – Gallo A, et al. 2023