La lactosa es el azúcar natural que se encuentra en la leche y en otros productos lácteos. En el intestino delgado, una enzima llamada lactasa puede separar la lactosa en glucosa y galactosa, dos azúcares más simples que el torrente sanguíneo absorbe con facilidad.
¿Qué es la digestión defectuosa de la lactosa? ¿Y la intolerancia a la lactosa?
Cuando de bebés dejamos de tomar el pecho, producimos menos lactasa y digerimos peor la lactosa; a eso se le llama digestión defectuosa de la lactosa o maldigestión de lactosa. La microbiota intestinal descompone la lactosa sin digerir que llega hasta el colon y entonces se forman ácidos grasos volátiles (AGV) y gases. En la mayoría de los casos, los síntomas de esta digestión defectuosa no se notan (1, 2, 3).
Cuando la mala digestión de la lactosa causa síntomas como hinchazón, cólicos, diarrea y flatulencias, recibe el nombre de intolerancia a la lactosa (4).
Intolerancia a la lactosa: ¿tengo que dejar de tomar lácteos?
La mayoría de las personas adultas y adolescentes con un diagnóstico de intolerancia a la lactosa toleran hasta 12 g de esta sustancia con muy pocos síntomas (o incluso ninguno), a ser posible en pequeñas cantidades repartidas a lo largo del día, durante las comidas o al final de ellas (1).
Los distintos productos lácteos contienen diferentes cantidades de lactosa (5). Algunos quesos no tienen nada de lactosa o tienen muy poca ( como el cheddar, provolone, mozzarella, grana padano, camembert, etc.).
El yogur tiene poca lactosa y contiene dos cultivos bacterianos activos que producen lactasa, y esa lactasa a su vez descompone parte de la lactosa del yogur.
Las bacterias de esos cultivos sobreviven al tránsito intestinal y la lactasa que producen ayuda a digerir mejor la lactosa en el intestino delgado. A diferencia de la leche, el hecho de que el yogur sea semisólido facilita la digestión de la lactosa, porque ralentiza su tránsito por el intestino (6).