El yogur suele considerarse un alimento saludable y forma parte de la dieta de muchas personas en todo el mundo. ¿Sabías que el consumo de yogur es un indicador de una dieta y un estilo de vida saludables? Probablemente se trata de una característica única del yogur, que constituye un vehiculo hacia la calidad de toda la dieta.
Los consumidores de yogur son menos propensos a elecciones de consumos inadecuados
El yogur es conocido como un alimento saludable, pues es una característica inherente a su naturaleza. Su proceso específico de fabricación y fermentación le proporciona mayores cantidades de micronutrientes, incluidas vitaminas del grupo B, calcio, potasio, zinc y magnesio. Además, es un alimento rico en nutrientes con una baja densidad energética, lo que favorece el cumplimiento de las pautas alimentarias para muchos nutrientes y lo convierte en un posible cambio saludable. Además de su contenido en nutrientes, existen pruebas que sugieren que el consumo de yogur puede ejercer un impacto favorable sobre otras elecciones de alimentos.
Los consumidores habituales de yogur (≤1 vez/semana) tienen un mayor Índice de Alimentación Saludable (HEI, son siglas en inglés), que expresa la calidad de la dieta. Asimismo, los consumidores de yogur presentan comportamientos no nutricionales más saludables, como un menor hábito de fumar y una mayor actividad física, que los que no consumen este producto. En otras palabras, el consumo de yogur es indicativo de una dieta y un estilo de vida saludables.
Una buena manera de ser ecológicos: comer respetando el medio ambiente
Otro importante aspecto investigado por Tremblay y Panahi es la sostenibilidad del yogur. Basándose en las emisiones de gases de efecto invernadero, relacionadas con la producción alimentaria, el procesamiento, el transporte y la venta al por menor de diferentes alimentos, el yogur parece ser un alimento ecológico. De hecho, la huella de carbono de la producción de yogur es de baja a moderada en comparación con otros alimentos.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), uno de los componentes de una dieta sostenible incluye la referencia a la salud y el bienestar de la población. Esto explica por qué el azúcar y los dulces, a pesar de su escaso efecto sobre el medio ambiente, no pueden considerarse parte de una dieta sostenible, mientras que el yogur sí encaja perfectamente en esta definición.