20 Nov 2023
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Preguntas y respuestas Beneficios medioambientales

¿Qué son los sistemas alimentarios sostenibles?

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Alimentar al mundo de mañana y a su población cada vez más numerosa ya se ha convertido en un desafío global. De acuerdo con las predicciones de las Naciones Unidas, en 2050 seremos ya 9500 millones de personas [1]. Según la FAO, los sistemas agroalimentarios de todo el mundo produjeron 11 000 toneladas de alimentos en 2021, pero, aun así, alrededor del 10 % de la población mundial sigue padeciendo hambre y desnutrición [2, 3]. Por eso, para adoptar políticas de transición hacia un sistema de producción alimentaria más sostenible hay que construir sistemas agroalimentarios resilientes.

¿Qué es un sistema alimentario?

Un sistema alimentario es una entidad compleja. En su conjunto, los sistemas alimentarios comprenden la producción primaria, pero también las cadenas de suministro de alimentos que terminan con la distribución a los consumidores o en puntos de venta al por menor [2]. Un sistema alimentario lo integran todos los elementos, actividades y participantes que intervienen en la producción, el procesamiento, la preparación, la distribución y, por último, el consumo de los alimentos [3]. También abarca todo lo que es necesario aportar y todo lo que se genera como resultado en cada eslabón de la cadena.

Los participantes en el sistema alimentario son muy diversos:

  • productores primarios que hacen aportaciones al sistema;
  • servicios posteriores a la cosecha, de almacenamiento, de procesamiento y de transporte de alimentos;
  • distribuidores, mayoristas y minoristas de productos alimentarios,
  • y, por último, los hogares y las personas, que son los consumidores finales.

En un sistema alimentario también hay otras dimensiones más abstractas pero igual de fundamentales: las decisiones y las culturas en torno a los alimentos. Las creencias, las normas sociales y los valores relacionados con la comida de los distintos consumidores de cualquier parte del mundo tienen mucho peso para determinar qué come la gente y cuál es la demanda, y por eso dictan el funcionamiento del sistema alimentario [4].

Los actuales sistemas alimentarios globales no son sostenibles

Muchas instituciones están de acuerdo en que nuestro actual sistema de producción alimentaria es insostenible y en que hay que reorientarlo hacia un tipo de producción de calidad, resiliente, que preserve los recursos del planeta. La producción de alimentos representa el 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 70 % del uso del agua, y genera una enorme pérdida de la biodiversidad marina y terrestre [2].

«La producción global de alimentos es una amenaza para la estabilidad climática y la resiliencia de los ecosistemas. […] Es muy urgente una transformación radical del sistema alimentario global. Si no actuamos, el mundo se arriesga a no cumplir ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU ni el Acuerdo de París». – Cat. Johan Rockström, en el informe resumido de la EAT-Lancet Commission, 2019

No hay duda de que nuestro sistema alimentario global está centrado en la cantidad y la productividad, pero no se presta suficiente atención a la calidad. Por eso hay que cambiar de estrategia y pasar «de alimentar a la gente a nutrir bien a la gente» [4]. Para alimentar a la población mundial, cada vez mayor (se espera que roce los 10 000 millones de personas en 2050), será necesario realizar cambios generalizados en nuestra forma de producir los alimentos, sobre todo en vista de la presión creciente que supone el cambio climático. Pero todos esos cambios en el sistema de producción de alimentos también deben tener como objetivo satisfacer las necesidades nutricionales y de salud de la población.

Sostenibilidad en la producción alimentaria

La transición hacia sistemas alimentarios sostenibles tiene una dimensión medioambiental esencial. La producción agrícola y ganadera, que genera emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, somete a los recursos hídricos y del suelo a una enorme tensión. La idea de un sistema alimentario sostenible se basa en los cuatro aspectos que definen la sostenibilidad en los informes de la FAO y la OMS [2, 3, 5]:

  • proporcionar alimentos seguros y nutritivos que formen parte de una dieta equilibrada y sostenible para reducir la carga de la desnutrición en todo el mundo;
  • ser culturalmente aceptable por todas las poblaciones;
  • ser inclusivo y ético;
  • tener poco impacto en el medio ambiente y preservar la biodiversidad y los recursos naturales, a ser posible con sistemas de producción y consumo locales [5].

Según la EAT-Lancet Commission [6], para convertir nuestro sistema alimentario en un tipo de producción respetuosa con el medio ambiente, debemos fijarnos como objetivo algunas cuestiones clave:

  • no utilizar más terreno del que ya usamos;
  • salvaguardar la biodiversidad actual;
  • reducir el uso de agua y gestionarla de manera responsable;
  • reducir considerablemente la contaminación por nitrógeno y fósforo (derivada del uso de fertilizantes);
  • generar cero emisiones de dióxido de carbono;
  • conseguir que no aumenten las emisiones de metano y óxido nitroso.

Los sistemas alimentarios sostenibles tienen que ser capaces de lidiar con los riesgos y la incertidumbre, como lo fue el estallido del brote de COVID-19 en 2020. Y por eso, las acciones principales impulsadas por políticas públicas y gubernamentales para cambiar el sistema alimentario tienen que estar vinculadas a la lucha contra la desnutrición [2, 3]. Un sistema de producción alimentaria sostenible debe proporcionar a todo el mundo los nutrientes que necesita para protegerse y mejorar su salud frente a la aparición de enfermedades. Para que funcionen a largo plazo, las dietas sostenibles tienen que adaptarse a las culturas y los hábitos alimentarios locales y deben ser una fuente de placer, afecto y espíritu de compartir.

Producción de cadena corta y disminución del desperdicio de alimentos

Recurrir a la estructura local para la producción de los alimentos básicos es una de las mejores soluciones para garantizar la seguridad alimentaria. Las cadenas alimentarias se han ido alargando en las últimas décadas y el consumidor final cada vez está más lejos del productor inicial [4]. El traslado del alimento desde la explotación donde se produce hasta la mesa donde se come consume energía como consecuencia del transporte, el procesamiento, el envasado, la distribución, la venta al por menor y la preparación. Todo eso genera gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. Por lo tanto, empezar a consumir alimentos locales y de temporada es un primer paso hacia un consumo más sostenible.

Además, casi un tercio de los alimentos que se producen actualmente en el mundo se desperdician. En los países de la Unión Europea, este porcentaje representa unos 173 kilos de alimentos desperdiciados per cápita al año [7]. El desperdicio de alimentos se produce en muchos niveles de producción de la cadena alimentaria [8]:

  • durante la cosecha;
  • en el procesamiento de la industria agroalimentaria;
  • a escala de mayoristas, minoristas y supermercados,
  • y en el eslabón de los consumidores (principalmente hogares) y proveedores de servicios de alimentación (restaurantes y servicios de catering).

Para lograr un sistema más sostenible de producción y distribución de alimentos, la EAT-Lancet Commission recomienda reducir como mínimo a la mitad el desperdicio de alimentos haciendo cambios importantes en el almacenamiento, el transporte, el procesamiento y el envasado de los alimentos (sobre todo en países de rentas bajas), e informando a los consumidores, los minoristas y los propietarios de restaurantes sobre cómo reducir el desperdicio de alimentos (sobre todo en países de rentas más altas) [6].

En el mundo científico se están explorando las distintas opciones, desarrollando modelos de agricultura regenerativa para preservar y renovar los diferentes recursos que, al mismo tiempo, permitan a todo el mundo acceder de manera fiable y segura a alimentos saludables. El objetivo global es preparar el terreno para que se tomen decisiones bien fundamentadas que guíen a la industria agrícola y alimentaria hacia un futuro sostenible.

Para saber más:

Referencias:
[1] Naciones Unidas. Population Division, World Population Prospects 2019, Graphs / Profiles. [Online]
[2] FAO. 2021. In Brief.The State of Food and Agriculture 2021. Making agrifood systems more resilient to shocks and stresses. Rome, FAO.  
[3] Willett W, Rockström J, Loken B, et al. Food in the Anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492.
[4] Einarsson, Rasmus et al. “Healthy diets and sustainable food systems.” Lancet (London, England) vol. 394,10194 (2019): 215.
[5] Burlingame B, Dernini S. Sustainable diets and biodiversity: Directions and solutions for policy, research and action. Food and Agriculture Organization. 2010.
[7] Scherhaufer S, Moates G, Hartikainen H, Waldron K, Obersteiner G.O., Environmental impacts of food waste in Europe, Waste Management (2018); 77: 98-113.
[8] Papargyropoulou E, Lozano R, Steinberger J. K, Wright N, bin Ujang Z; The food waste hierarchy as a framework for the management of food surplus and food waste; Journal of Cleaner Production, (2014); 76:106-115,