Una dieta basada en alimentos de producción local resulta clave para mejorar la salud de cada persona y del planeta, sostienen los autores de una reciente publicación.
En mitad de la alarmante situación que se cierne sobre nuestro planeta, surge esta opinión, impulsando así la carrera por equilibrar dietas saludables para una población cada vez más numerosa frente a la sostenibilidad ambiental, cultural y económica. Los investigadores manifiestan un interés especial por dos dietas regionales de claro contenido vegetal, la conocidísima dieta mediterránea y la nueva dieta nórdica.
¿En qué consiste la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea es una dieta tradicional basada en los hábitos alimentarios saludables de los pueblos del litoral mediterráneo. Esta dieta se caracteriza por un alto contenido en cereales integrales, legumbres, verduras, frutas, frutos secos y aceite de oliva, una cantidad baja o moderada de productos lácteos y muy poca carne (incluida la aviar).
La dieta mediterránea se ha asociado a variados beneficios para la salud, por ejemplo un corazón más sano y más longevidad. Además, conlleva una reducción del riesgo de cáncer, obesidad, diabetes de tipo 2 y enfermedades neurodegenerativas, así como una mejora de la artritis reumatoide.
¿En qué consiste la nueva dieta nórdica?
La nueva dieta nórdica se diseñó y lanzó en los países nórdicos en 2004 para mejorar la salud,a la par que el medio ambiente. Se basa en el consumo de alimentos locales y es rica en frutas y verduras (sobre todo: bayas, coles, tubérculos y legumbres), hierbas frescas, patatas, cereales integrales, frutos secos, pescado y marisco, algas, carne de granja (incluida la de cerdo y aves de corral) y de caza.
Esta nueva dieta nórdica se ha asociado a más longevidad y menos riesgo de hipertensión, cardiopatías, obesidad, diabetes de tipo 2, inflamación, elevación de las grasas en la sangre y cáncer colorrectal.
Sostenibilidad de las dietas
La sostenibilidad de las dietas tiene en cuenta la nutrición, el ambiente, la asequibilidad y disponibilidad de los alimentos, la aceptabilidad cultural, la seguridad de los futuros alimentos y las vías para eliminar los residuos.
En general, la dieta mediterránea y la nueva dieta nórdica comportan menos daños ambientales que otras dietas saludables que contienen carne, señalan los autores. La razón fundamental se debe a que estas dietas, con una clara base vegetal, no contienen mucha carne, y se elaboran en gran medida con productos locales, de esta forma, los alimentos producidos no recorren largas distancias.
Por esta razón, según los autores, las dietas regionales ayudarían a solucionar la mala nutrición y los problemas ambientales. Para popularizar estas dietas en otros países, habría que adaptarlas al entorno local, cultural y económico.
«Las dietas sanas y sostenibles se deben basar en el contexto local, cultural y económico a partir de referencias como la nueva dieta nórdica (NDN), recién diseñada, o la dieta mediterránea (DM), que ha sabido evolucionar a lo largo de los años en términos culturales y medioambientales». – Hachem, 2020.